Cuídate

¿Discutes a menudo?

By 7 noviembre 2014 No Comments

Con tu pareja, tus amigos, tu madre, tu padre o sencillamente disputas ¡porque hay una gran diferencia! Me temo que lo segundo es lo más frecuente ¿verdad?

Tienes una opinión sobre algo y el otro tiene otra más o menos diferente o radicalmente distinta. Cada cual sostiene su opinión como “la verdad”, y la defiende a rabiar empecinado en demostrar que es la que vale. Ninguno escucha al otro, ninguno ve la preciosa oportunidad de conocer un mundo distinto del suyo. Y con ello enriquecer su propio mundo.

No escuchar , el primer fallo. El siguiente, pretender convertir su “opinión” en verdad absoluta, y creérselo, y no satisfecho con ello, pretender obtusamente que el otro cambie  su opinión (que también considera como la “verdad”) por la propia.

Y así se tirarán el rato, y sin ponerse de acuerdo subirán la voz y se instalará el enfado, y lo que pudo ser una amable discusión, es decir un inteligente cambio de pareceres, se transforma en una disputa con consecuencias que crean brecha entre los discutidores.

Es una situación que se repite de forma cotidiana. Pero podría cambiar con maravillosos y enriquecedores resultados  si pudiéramos vernos, cada ser humano como un “observador” distinto, propio, suyo.  El biólogo Humberto Maturana se refiere al fenómeno de la percepción humana diciendo que los seres humanos somos “observadores” que damos sentido a lo que ocurre según cómo observamos e interpretamos las situaciones, a otras personas y a la “realidad” que, por tanto, no es una “realidad” única. La forma como cada cual ve las cosas habla del tipo particular de observador que cada cual es. Cada observador interpreta el mundo de una manera y así lo expresa. Es decir que continuamente se expresa mediante “opiniones” o juicios según diría R. Echeverría. Salvo cuando se refiere a cuestiones medibles, cuantificables y constatables.

La dificultad frecuente en nuestra comunicación es considerar nuestras  opiniones o juicios como “verdades” que no admiten una opinión diferente.

Comprender que vivimos en mundos interpretativos, que cuando el otro se manifiesta, lo está haciendo desde “su” interpretación que puede ser diferente de la mía y no por ello menos válida, nos facilitaría escuchar mejor al otro, conocer otra manera de ver las cosas que me enriquece y amplia mi propio mundo. En cambio cuando consideramos nuestra interpretación como “verdad”, nos estamos cerrando a la posibilidad de diálogo, de cambio, de discrepancia enriquecedora, en definitiva estamos negando la diversidad que hace de este mundo un lugar donde podemos sorprendernos, asombrarnos, crecer a cada momento.

Alba Pracucci

www.albapracucci.com