¿O cuanto menos por cualquier otro miembro relevante de tu círculo? Entonces lo tienes muy difícil. Esta es una creencia arraigada en muchos de nosotros. Así fuimos educados. Complacer a nuestros padres, a nuestra familia y a cambio ser queridos, aceptados, aprobados. Así crecimos muchos de nosotros. Y guiados por esta creencia fuimos haciendo lo que los demás esperaban de nosotros. Así se construyó nuestra vida, sobre una creencia, simplemente una creencia. Y desde ese lugar hemos sufrido, nos hemos sentido abandonados, hemos creído que no valíamos.
La buena noticia es que podemos cambiar esta creencia, como cualquier otra creencia limitante, esas que no te dejan desplegarte. Están allí para ser modificadas.
Sólo hace falta hacer consciente su impacto paralizante. En este caso sólo hace falta poder darse cuenta que de la misma manera que tú no quieres ni aceptas a todas las personas con las que te relacionas, no todas las personas están obligadas a quererte o aceptarte. Cada persona es un observador distinto del mundo, y desde su observador prefiere unas cosas y no se interesa por otras, con toda la libertad de ser uno y distinto del resto.
Y no por ello serás más o menos. Tu auténtico ser no depende de las opiniones de los demás.
Cuando cambias una creencia limitante por otra que te abre posibilidades, también cambiará tu acción, tu manera de relacionarte, de estar en el mundo. Cambiará tu suerte, tu camino se hará más recto, y llegarás donde realmente quieres llegar.
Si no lo haces, todo seguirá igual, más de lo mismo.
Alba Pracucci – Coach Ontológico
@albapracu
www.albapracucci.com
Foto via: sanamente.com