Cuídate

Santa bacteria gracias te doy por crear otras bacterias y hacerme como soy

By 7 marzo 2016 No Comments

La simbiosis entre cuerpo humano y bacterias es tan estrecha que llega al terreno de los pensamientos y los sentimientos. Es posible regularlos con la ayuda de microorganismos.

El intestino es el único órgano que porta dentro otro órgano, la microbiota, que no es humano –está formado por bacterias– y además… ¡piensa!  Hace menos de diez años, para definir al conjunto de 100 millones de neuronas que se hallan en las paredes intestinales y que emiten diez señales al cerebro por cada una que reciben. Produce neurotransmisores. Este cerebro intestinal produce serotonina, dopamina y una treintena de neuropéptidos similares o idénticos a las que se encuentran en el sistema ner- vioso central. ¡Hasta el 95% de la serotonina, neurotransmisor que nos proporciona alegría y satisfacción, se fabrica en el intestino! Este sistema nervioso entérico responde instantáneamente a las emociones. Todos sabemos que el estrés nervioso y las emociones influyen sobre el estómago y el intestino. Los nervios de un examen pueden provocar diarrea. Y la persona que nos enamora nos despierta mariposas en el estómago. Las bacterias influyen sobre nuestro ánimo.

Brotes-de-cebolla-y-rabanito-1024x682  Lo que empezamos a conocer es que lo que ocurre en el intestino también influye sobre lo que pensamos y cómo nos sentimos. Y que las bacterias intestinales desempeñan un papel importante en el funcionamiento de este segundo cerebro. Existen estudios que relacionan la microbiota con el binenestar o con trastornos como depresión, ansiedad, adicciones o autismo. De alguna manera nuestra mente y nuestro estado anímico también son fruto de la vida en simbiosis con los microorganismos.

Ciertos microorganismos reducen los niveles de estrés psicológico, así como la ira, la hostilidad o la depresión.

Fermentados, germinados, zumos verdes, kéfir… fomentan la proliferación de microorganismos beneficiosos en nuestro intestino. ¡Hazte con ellos!

Cuando en microbiótica hablamos de nutrición simbiótica, hacemos referencia a la simbiosis necesaria que como seres humanos debemos mantener con los organismos vivos: animales, plantas y microbios asocia dos que nos proporcionan el sustento. La nutrición simbiótica no es depredadora como otras que expolian los recursos naturales y devoran literalmente la biosfera, devolviéndole toxicidad y exterminio de especies. La nutrición simbiótica, por el contrario, fomenta la proliferación de microorganismos que harán mucho por nosotros.

shutterstock_162709616

Hazlo tú mismo

La alimentación simbiótica tiene un alto componente de «hazlo tú mismo y compártelo con tus amigos». En España no existe una gran cultura de los alimentos fermentados. Por tanto, la persona que sigue esta forma de alimentación debe de aprender a procesar gran parte de los alimentos que va a consumir, convirtiéndose a la vez en un productor y consumidor o pro-consumidor.

Crear y regalar. Esto es un valor añadido que confiere a los alimentos que ingerimos el poder de nuestra atención y amor. Y como muchos de estos alimentos (como la kombucha, el kéfir de leche o agua…) se multiplican y crecen, se hace necesario regalar una parte de los cultivos probióticos si no queremos tirarlos. De esta manera se generan relaciones de intercambio entre las personas, donde el valor del dinero no está asociado a los alimentos.

Cómo elaborarlos

Tanto si cocinamos, siempre a la menor temperatura posible como si comemos crudos o hacemos recetas simbióticas, como los fermentados de hortalizas, debemos elegir productos frescos y sanos, y utilizarlos lo más rápidamente posible para evitar que se desvitalicen. La recomendación principal es comenzar por recetas fáciles y progresar a medida que el paladar se habitúa a las nuevas texturas y sabores.

freestylefarm

Cultivar microorganismos

Al fermentar un alimento multiplicamos la aportación de microorganismos beneficiosos para la salud. A partir de los vegetales apropiados y mediante el uso de una pequeña cantidad de sal, se consiguen alimentos simbióticos que si se consumen regularmente propician un mantenimiento óptimo de la salud.

Pasado y futuro

En el mundo y desde tiempos remotos se vienen elaborando este tipo de alimentos de manera artesanal. Se augura que en un futuro cercano, la producción de simbióticos se instaurará en las empresas alimentarias, que utilizarán técnicas de modificación y conservación de alimentos más sanas. Tal es el caso de las novedosas leches vegetales industriales, obtenidas de cereales, por medio de procesos enzimáticos.

Nuevos métodos

En el caso de empresas como Microviver, se desarrollan alimentos y complementos simbióticos a partir de un proceso de fermentación en varias fases por el que se obtiene una base líquida probiótica concentrada, llamada VIR, con la que se fermentan una gran variedad de plantas medicinales y otros productos.

La alimentación viva protege frente a loa tóxicos y favorece la asimilación de nutrientes.

Una reserva de alimentos vivos

Además de los fermentados o probióticos, existen una serie de alimentos que forman parte de la nutrición simbiótica: Los germinados son muy interesantes, ya que los podemos elaborar en casa. Al comerlos se obtienen fibras y microorganismos que facilitan el trán- sito intestinal y la digestión, además de los nutrientes propios de la semilla. Las hortalizas frescas y crudas también contienen microorganismos beneficiosos. Esta es una de las gran desventajas que los productos naturales y ecológicos tienen sobre los tratados químicamente, los cuales carecen de estos elementos vivos o los aportan en una tasa muy baja. Las semillas, como las de linaza y chía, aportan diferentes tipos de fibra, soluble, insoluble y mucílagos, que benefician a la microbiota intestinal. Algas como el agar agar, se añaden a todo tipo de batidos, yogures y que- sos vegetales, entremeses, ensaladas, arroces, etc. Aportan, dada su alta concentración de nutrientes, una riqueza inusual sobre la dieta tradicional. Los batidos verdes, con un alto poder antioxidante, se han puesto de moda entre mucha gente que desea cuidar su salud. Para elaborarlos requieren idealmente extractores de presión en frío, en vez de las clásicas licuadoras, para no deteriorar los micronutrientes más delicados. Si estos batidos los dejamos fermentar un día o dos con el líquido del chucrut o del rejuvelac, entonces el valor nutricional se multiplica de manera exponencial.

shutterstock_311815274-864x400_c

¡Os invitamos a incorporar a vuestra alimentación los productos vivos y sanos a través de un taller de introducción a las estrategias para depurar y regenerar el metabolismo, contando con el poder de los alimentos simbióticos y las técnicas de limpieza de la microbiota intestinal!

La microbiótica nos muestra el mundo de los microrganismos regenerativos, que son el origen de la vida y los encargados de mantener las condiciones para que la salud de todos los seres vivos se mantenga. La nutrición simbiótica es un nuevo enfoque que nos permite alimentarnos de manera óptima a nosotros y a los microorganismos regeneradores que nos habitan; para que estos nos ayuden a sanarnos y mantener la fuerza vital en nuestra vida. En este taller aprenderemos a preparar alimentos simbióticos, bebidas antioxidantes regenerativas y alimentos fermentados tradicionales y muchas cosas más.

Día: Sábado 12 de marzo.

Horario: 09:30h a 20h.

Precio taller: 70 € ( incluye dossier, comida microbiótica relacionada con el curso y madre de kombucha para reproducirla)

Lugar: EO7 c/Francisco de Ricci 7 Madrid (Metro Arguelles)

Información e inscripciones: Cris: 609 957 487 / microviver@gmail.com / www.microbiotica.es

Garantiza tu reserva de plaza: ingreso de 40€ antes del día 10 de marzo en nº cuenta: ES18 01827345460201624998 del BBVA a nombre de Leila Lázaro. Con el concepto “Taller Nutrición Simbiótica”

Organiza: Microviver

Leave a Reply